Cuidado dental infantil: 11 errores comunes que cometen los padres
Publicado el: 30 de Julio de 2014La caries dental es
la enfermedad crónica más común entre los niños en Estados Unidos y los
pequeños hispanos son los más afectados. Por ejemplo, un poco más de la mitad
(un 55%) de los niños latinos de origen mexicano de entre 2 y 11 años de edad,
presentaron caries en sus dientes de leche o primarios, un porcentaje que
superó las cifras de los niños afroamericanos (45%) y anglosajones (39%).
Esos resultados
fueron arrojados por la Encuesta y Examen Nacional de Salud y Nutrición de los
Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC
por sus siglas en inglés), que se realizó de 1999 a 2004.
Existen varios
factores que contribuyen a este problema. Casi la mitad (un 45%) de la
población adulta hispana carece de seguro dental, de acuerdo a los resultados
de una encuesta que llevó a cabo la Asociación Hispana de Dentistas (HDA por
sus siglas en inglés). Estos se publicaron en 2011 en un informe titulado
"Los latinos se confiesan y hablan sobre el cuidado de sus dientes"
(Hispanics Open Up About Oral Health Care).
Dicha investigación
encontró que entre los latinos que carecen de seguro dental, predominan los
hispanos cuyo idioma primario es el español. Los hispanos que no tienen seguro
dental, también tienen menos probabilidades (56% menos) de contar con cobertura
dental para sus niños.
Otros aspectos a
tener en cuenta son las creencias sobre la salud oral que siguen vigentes entre
algunas familias latinas. Estas creencias interfieren con las medidas de
prevención que llevan a una buena salud oral, sugieren los expertos
entrevistados para este artículo.
"La caries
dental es una enfermedad prevenible y tratable. Es por ello que es crucial
empezar a cuidar los dientes de nuestros niños desde que son bebés y fomentar
buenos hábitos de salud oral en el hogar", sugiere el dentista pediátrico
Reinaldo Negrón, de Piedmont Pediatric Dentistry en el Condado de Alameda, en
California.
"Muchos papás
desconocen que la salud de los dientes y la boca puede impactar la salud y
bienestar general de los niños", agrega Negrón. Por ejemplo, si el niño
sufre un dolor crónico debido a la caries y no se trata, este puede afectar el
habla y los hábitos alimenticios. Es posible además que afecte su rendimiento
escolar, ya que debe faltar a sus clases por varios días.
Un grupo de
expertos en odontología infantil, radicados en Estados Unidos, señalan errores
comunes que han identificado entre sus pacientes latinos. Los expertos ofrecen
también alternativas y consejos para que tus niños gocen de una óptima salud
oral.
1. No cuidar los
dientes de leche
"El mayor mito
que observo es que no hay necesidad de limpiar o cuidar los dientes de leche
porque de todas maneras se le van caer al niño", comenta Francisco Ramos,
profesor de odontología infantil de la Universidad de California en Los Ángeles
(UCLA por sus siglas en inglés).
La prevención es
esencial para mantener los dientes de leche o temporales sanos. Se recomienda
que el cuidado dental empiece temprano, tan pronto le sale el primer diente al
bebé (para la mayoría de los bebés alrededor de los 4 a 6 meses).
Es vital que los
dientes de leche que tengan caries sean restaurados, a pesar de que con el
tiempo, estos se pierden. "A algunos bebés cuando les brotan las muelitas
de leche, que son las últimas en salir, estas ya salen infectadas porque el
cuidado dental había sido hasta entonces escaso o nulo", dice Negrón.
Además, las mismas
infecciones que sufren los dientes de leche se transmiten a la dentición mixta
y permanente. "Muchos papás creen que los dientes de leche no necesitan
atención porque se caerán muy rápido. Sin embargo, a muchos niños, sobre todo a
los varoncitos, las últimas muelas se les caen hasta los 12, 13 y hasta 14
años", agrega Negrón.
Los dientes de
leche son también muy importantes porque guían a los dientes permanentes al
lugar adecuado.
Aprende más sobre
cuándo y cómo se caen los dientes de leche y observa en esta galería de fotos,
el orden de aparición de la dentadura de tu niño.
2. No tratar las
caries de niños y padres
Para el dentista
pediátrico Tyrone Rodríguez, fundador de la clínica dental SmileSonrisaS
Dental, en Moses Lake, en el estado de Washington, el mayor mito con el que se
ha enfrentado es que "muchos padres piensan que las caries se pueden
eliminar con el cepillado".
Ninguna pasta
dental o medicamento puede curar la caries dental, una infección bacteriana que
continúa hasta que se trata. La caries aparece en los dientes como manchas
blancas, depósitos de placa o sarro y puede llegar a causar pequeñas fracturas
o cavidades. El dentista debe eliminar el tejido dañado y enfermo y posteriormente,
rellenar el diente con alguna pasta o amalgama especial.
El mito que expone
Rodríguez se evidenció en los resultados de la encuesta "Los latinos se
confiesan y hablan sobre el cuidado de sus dientes", que realizó la HDA (y
que fue patrocinada por las marcas Crest® y Oral-B® de Procter & Gamble).
Se les preguntó a los hispanos si creían que las caries desaparecerían con el
tiempo mediante el cepillado. Un 70% contestó de manera correcta, comparado con
un 94% de la población general.
La creencia de que
el cepillado acaba con la caries también puede verse reflejado en el alto
índice de casos de caries que no reciben tratamiento entre los niños latinos.
De acuerdo a los resultados de la Encuesta y Examen Nacional de Salud y
Nutrición del CDC, de 1999 a 2004, un 33% de los niños latinos de origen
mexicano (de 2 a 11 años) presentaron caries en los dientes de leche, que no
habían recibido tratamiento. El porcentaje fue menor para los niños blancos
(19%) y afroamericanos (28%).
Un estudio más reciente,
analizó la prevalencia de caries en dientes de leche y también en los
permanentes. Según la Encuesta y Examen Nacional de Salud y Nutrición del CDC,
de 2005 a 2008, un 22% de los niños de origen mexicano (de 5 a 19 años)
padecían de caries dentales, no tratadas. El mismo porcentaje fue casi igual
entre los niños afroamericanos (23%) pero significativamente menor entre los
anglosajones, un 13%.
(Nota de la
editora: Hay que tener en cuenta que la mayoría de los estudios de salud entre
los hispanos de Estados Unidos se hacen solo entre niños de origen mexicano, ya
que la población de origen mexicano representa, aproximadamente el 65% de la
población latina. Por ese motivo, a menudo no se encuentran datos confiables
sobre niños latinos de otros orígenes).
"Muchas
personas desconocen que la caries es una enfermedad infecciosa y transmisible.
No solo es importante tratar las infecciones bucales de los niños, sino también
las de los papás, los hermanitos y las personas que los cuidan", indica
Rodríguez.
El principal
culpable de la caries, es una bacteria llamada Streptococcus mutans, y muchos
estudios demuestran que, la colonización temprana de la boca del niño por dicha
bacteria es a través de la saliva de los adultos, especialmente de las madres,
al compartir utensilios o besarlo en la boca, por ejemplo.
En la siguiente
lista se incluyen otras precauciones sugeridas por los expertos para no
contagiar a tu hijo de bacterias que pueden ser nocivas para su salud oral:
No compartir utensilios. No debes
compartir cucharas, tenedores, servilletas, cepillos de dientes, ni ningún otro
utensilio con tus hijos.
No tomar del biberón o vasito del niño.
Es preferible colocar en una cuchara un poquito del contenido para probarlo.
No soplar la comida de los niños para
enfriarla. Es mejor dejar que la comida se enfríe sola.
No meter el chupón en tu boca para
limpiarlo. En lugar de eso, lávalo rápidamente con agua bien caliente y sécalo
con una toalla de papel.
No besar a los niños en la boca. Esta
demostración de afecto tan común entre algunos padres, la desaconsejan los
expertos porque la gran cantidad de bacterias que los adultos tenemos en la
boca pueden transmitirse al niño.
3. Retrasar la
primera consulta dental
La Academia
Estadounidense de Odontología Pediátrica (AAPD por sus siglas en inglés)
recomienda que los niños acudan por primera vez al dentista al cumplir su
primer año.
Las visitas
periódicas al dentista ayudan a detectar y controlar problemas potenciales y a
través de estas, el dentista te enseñará cómo cuidar y limpiar de manera
correcta los dientes de tu pequeño. "Muchos padres llevan a los pequeños
al dentista demasiado tarde, cuando hay dolor o problemas", comenta
Yolanda Bonta, directora ejecutiva de la HDA. La prevención, insiste Bonta, es
crucial.
4. Usar pasta
dental sin flúor
Otro de los
problemas más comunes que Ramos de la UCLA ha identificado entre sus pacientes
latinos es el uso de pasta dental sin flúor, un mineral que refuerza el esmalte
dental haciéndolo más resistente a la caries.
La Academia
Estadounidense de Dentistas (ADA por sus siglas en inglés), recomienda esperar
a que el niño tenga al menos 2 años de edad, antes de empezar a lavarle los
dientes con un dentífrico fluorado. La cantidad de pasta dental en el cepillo
de tu hijo debe ser pequeña (una bolita del tamaño de un guisante o chícharo es
suficiente).
Sin embargo, varios
de los dentistas entrevistados para este artículo, coincidieron en que en
algunos casos, la pasta dental con flúor debe empezar a usarse antes de los 2
años. El Buró de salud materna e infantil de Estados Unidos (MCHB por sus
siglas en inglés), recomienda el uso tópico del flúor en niños menores de 6
años y en alto riesgo de contraer infecciones bucales, categoría en la que se
encuentran los niños latinos, antes de los 2 años (la cantidad de pasta en el
cepillo a esta edad debe ser solo una manchita, incluso menos que una bolita
del tamaño de un chícharo).
"Muchas veces
los hermanitos de los bebés o niños o un miembro de la familia cercano tienen
infecciones bucales y es cuando mayormente recomendamos que al menor de 2 años
se le limpien los dientes con un dentífrico con flúor", indica Negrón.
La duda de muchos
padres es si es necesario enjuagar la boca del niño después del cepillado. La
recomendación de Negrón es que, antes de los 2 años, le pases al niño una
toallita húmeda por la boca después de cepillarle los dientes. Y después de los
2 años, recomienda que le enseñes a tu niño a escupir después del cepillado,
pero que no le enjuagues la boca porque de esa manera se elimina el flúor que
se queda en la dentadura, el cual sirve para endurecer el esmalte dental.
Algunos padres
temen que sus hijos desarrollen fluorosis dental, una condición que aparece
como el resultado de la ingesta excesiva de fluoruro durante el periodo de
desarrollo de los dientes. "El flúor no representa un riesgo a menos que
se consuma en grandes cantidades. Además los riesgos de las caries son mucho
mayores que los que representa la fluorosis dental", afirma Negrón.
5. Darles agua
embotellada o sin flúor
"Los
inmigrantes latinos que viven en Estados Unidos le tienen pavor al agua de la
llave o del grifo porque en nuestros países su calidad no es muy buena. Es por
eso que les dan a los niños agua embotellada sin flúor que no fortifica sus
dientes", comenta Ramos, el profesor de la UCLA.
Un ejemplo de esto
es el gran incremento en el consumo de agua embotellada en los últimos años en
México. El Banco Interamericano de Desarrollo encontró, en un estudio publicado
en el 2011, que los mexicanos utilizan 127 galones (3.8 litros cada galón) de
agua embotellada por persona al año, más de cuatro veces el consumo de agua
embotellada en Estados Unidos. La desconfianza del agua de grifo en ese país es
tanta que algunos padres optan por bañar a sus bebés con agua embotellada.
Sin embargo, la
realidad en Estados Unidos es muy distinta, ya que el agua de la llave de
muchas regiones es de muy buena calidad y contiene flúor.
Varios estudios
demuestran que la fluoración del agua potable previene la caries en un 25% en
niños y adultos. Eugenio Beltrán, dentista pediátrico y epidemiólogo del CDC,
explica que entre el 60% y 70% de las comunidades que cuentan con sistemas de
agua potable en Estados Unidos, tienen agua fluorada.
Si vives en una
comunidad sin suministro de agua con fluoruro, hay otras alternativas para que
tu niño obtenga el flúor necesario para fortalecer sus dientes como las gotas y
tabletas con flúor, explica el dentista pediátrico Tyrone Rodríguez.
Y si en tu
localidad sí cuentan con agua potable fluorada, pero no confías en su calidad,
puedes hervir el agua. Este método permite que el flúor permanezca en el agua.
Varios filtros, incluyendo un sistema costoso llamado Reverse osmosis, acaba
con el flúor. Para mayor seguridad, pregunta a la compañía que fabrica tu
filtro o el que piensas comprar, si el flúor es extraído del agua filtrada.
Si tienes dudas
sobre la calidad del agua potable en tu cuidad, averigua si existe una agencia
u organización que ofrezca ese tipo de información. Si vives en Estados Unidos
llama a la agencia Safe Drinking Water Hotline al (800) 426-4791 o consulta el
sitio de la Agencia para Protección del Medio Ambiente (EPA por sus siglas en
inglés).
6. Dejar que el
niño se cepille los dientes por sí mismo
Es imposible que
los niños pequeños se cepillen los dientes de manera correcta por sí solos. La
mayoría de ellos se meten el cepillo a la boca con la única intención de chupar
o comerse la pasta de dientes, que probablemente tiene un rico sabor a fresa o
goma de mascar. Así que la ayuda de los padres es esencial, especialmente
cuando son muy pequeñitos.
Además si los niños
se cepillan la boca sin la supervisión de un adulto, es posible que lo hagan de
manera rápida y no durante 2 minutos, como lo sugieren los dentistas. Asimismo,
se recomienda que los niños se cepillen los dientes por lo menos 2 veces al
día.
No es sino hasta
alrededor de los 8 años, cuando los niños pueden cepillarse los dientes por sí
mismos, dicen los expertos.
Pero aun después de
esa edad, los papás deben verificar que los niños se cepillen los dientes de
manera correcta y también recordarles que lo hagan. "Los padres son
'dueños' de los dientes de los hijos hasta que cumplen 18 años", sostiene
Bonta, de la HDA . "Les recomiendo a los padres que se cepillen los
dientes con su niños y que canten o bailen mientras lo hacen. Se puede
convertir en una actividad divertida".
7. No limpiar la
lengua de los niños
Es común que los
papás se olviden de limpiar la lengua de los niños cuando les cepillan los
dientes. "La lengua alberga gérmenes y si no limpiamos esos puntitos
blancos en la lengua de los niños, toda esa bacteria se queda ahí y se pasa a
los dientes", señala el dentista pediátrico Ramos.
8. No usar el hilo
dental
El cepillado
adecuado y con regularidad ayuda a eliminar la mayor parte de la placa dental.
Sin embargo, el cepillado no llega a todos los rinconcitos donde hay placa,
como en los espacios entre los dientes. Los dientes de los bebés y niños
pequeños suelen no estar pegados entre sí, de manera que no es necesario usar
el hilo dental entre esos dientes porque el cepillo entra en esos espacios.
A medida que tu
niño crece esos espacios se irán cerrando. Así que es importante que te fijes
cuáles dientes sí están pegados para que uses entre estos el hilo dental. La
recomendación es que, pases el hilo dental por los dientes de tu pequeño cuando
le hayan salido todos los dientes principales o bien, cuando los dientes se
toquen entre sí.
"A través de
las radiografías, detecto muchas caries en los niños entre medio de sus dientes
y eso se debe principalmente a la falta de uso del hilo dental. Los papás se
sorprenden porque creían que sus niños no tenían caries ya que no había dolor
ni manchas discernibles", comenta Negrón.
Tu niño necesitará
que lo ayudes con el hilo dental hasta que tenga alrededor de 10 años.
9. Alimentar al
niño justo antes de irse a dormir
"Muchos papás que me traen a sus niños a consulta porque tienen caries me juran que les lavan los dientes dos veces al día, en la mañana y en la noche. Pero cuando les empiezo a hacer preguntas, descubro que es común que después de lavarles los dientes en la noche, alimenten a los niños ya sea con leche de fórmula o materna. El cepillado entonces no sirve de mucho", apunta Ramos.
Lo que es más grave
incluso que alimentar al niño justo antes de dormirlo y no lavarle los dientes
posteriormente, es dejarlo que se duerma con el biberón en la boca. A esto se
le conoce como el "síndrome del biberón", el cual se considera como
una de las causas principales que genera la caries entre los niños pequeños.
El jugo, la leche
de fórmula o materna que se mantiene estancada y en contacto con sus dientes
durante la siesta o por la noche puede deteriorarlos y debilitarlos, lo que
aumenta las probabilidades de la aparición de caries. Ramos sugiere que lo
último que debe tocar la boca de tus niños por la noche sea la pasta dental con
flúor y que el único alimento que el niño ingiera después del cepillado sea
agua.
10. Darles
demasiados alimentos dulces y con elevada acidez
Existe una relación
directa entre el consumo de azúcar y la caries dental. Es sumamente importante
limitar el consumo de azúcar, lo que incluye jugos, caramelos y alimentos
dulces o golosinas de todo tipo, especialmente los que tienen una consistencia
pegajosa que pueden adherirse con más facilidad a los dientes.
Para el doctor
Rodríguez, de la de clínica SmileSonrisaS Dental, los 5 alimentos que se
incluyen a continuación son los más dañinos para los dientes de los niños (los
llama "las 5 C" porque en el idioma inglés todos inician con esa
letra):
Caramelos (que incluye todo tipo de
golosinas como dulces bombones, gomitas y fruta seca).
Cereales azucarados o que contienen
colorantes artificiales (procura darle cereales con fibra o con bajo contenido
de azúcar).
"Chips" o papitas (patatas) fritas.
Galletas.
Coca-Cola o cualquier refresco (éstos
contienen mucha azúcar y ácido).
"En la
comunidad latina se usan mucho los dulces enchilados (cubiertos de polvo
picoso) y estos además de azúcar contienen mucho ácido lo cual resulta como una
'bomba' destructiva para los dientes de los niños", comenta el doctor
Rodríguez.
Ten en cuenta que
todos los alimentos que se pegan a los dientes aumentan el riesgo de caries. Es
por eso que los especialistas recomiendan evitarlos y optar por los alimentos
que desaparecen de la boca rápidamente.
Otra cosa que debes
evitar es endulzar los chupones (chupetes) o tetinas (mamilas) del biberón con
miel o azúcar porque puede causar serios problemas en dientes y encías. Además
no es recomendable darles miel a los niños menores de 1 año.
Pero los alimentos
dulces no son los únicos enemigos de los dientes. Los alimentos con elevada
acidez también son muy perjudiciales. Y es que los ácidos generan en la boca un
ambiente propicio para el crecimiento de bacterias que causan la caries.
Si a tu niño le
gustan mucho los alimentos ácidos (los frutos cítricos como la lima, el limón o
la naranja) no dejes que los coma durante todo el día, sino que procura
dárselos durante los horarios habituales de las comidas. De esa manera podrás
disminuir la cantidad de tiempo en que el ácido está en contacto con los
dientes. Y por supuesto, el cepillado es esencial después de que los come.
También los jugos
naturales, en especial si son ácidos como los de limón, naranja o uva, pueden
ser nocivos para los dientes porque dañan el esmalte.
Lee más consejos
sobre cómo tratar con un niño goloso.
11. Ofrecerles
refrigerios o "snacks" en exceso
Al comer tu niño
muchas veces al día, mantiene una excesiva producción de ácidos que atacarán
sus dientes. Es por eso que es esencial limitar no solo la cantidad sino
también la frecuencia de los refrigerios ("snacks") que le das a tu
niño durante el día.
Ten en cuenta
además que si le das un refrigerio a tu pequeño justo antes de la siguiente
comida, es probable que se le quite el hambre y se rehúse a comer.
Los expertos
advierten que entre comidas debes evitar darle al niño alimentos que contienen
una gran cantidad de azúcar, almidones o sal. Ofrécele refrigerios nutritivos y
que no sean nocivos para los dientes como los siguientes:
Queso (comer un pedazo de queso después
de cada comida ayuda a contrarrestar la acción de los ácidos producidos por los
alimentos ricos en carbohidratos que se ingirieron en la misma comida).
Yogur que contiene probióticos o
bacterias de diversos tipos que se consideran beneficiosas para el cuerpo y que
contrarrestan la bacteria nociva en la cavidad oral y el tracto digestivo.
Vegetales crudos crujientes (como el
apio o la zanahoria).
Agua (en lugar de jugos).
Fuente: Baby Center